Chills and Fever
Contrario a lo que al inicio de la tarde parecía, una representación de El Zigurat Rojo® asistió a la edición del 2006 del Marbella Grill Festival.
Llegamos tarde, como siempre, porque todos los perros posesos que se dirigen con miedo a Las Vegas han de avituallarse de ingentes cantidades de regaliz - sobre todo regaliz «Pepe» -, así que entramos al evento con el abolengo de los invitados elegantes.
Y entonces nos sobrevino el asco: Astrud.
No sé que es lo que menos me gustó del grupo y/o de la actuación: que se les note ser el hermano pequeño y cochambroso de un grupo ya de por sí pretencioso, tedioso y aburrido, carne de BSO de películas de Ventura Pons o que les traiga al pairo la calidad de sonido de una actuación - acostumbrados tal vez, al arropamiento de unos cuantos familiares y ex-novias en la primera fila -
En definitiva, que después de que decidiéramos que ya habíamos visto suficiente de aquel espectáculo de clowns, perdón, la «performance bujarra», saqué un par de conclusiones al abandonar aquél patético espectáculo:
- Que harían bien en aprender a tocar sus instrumentos.
- Que las letras son parte casi esencial de las canciones y los ripios estúpidos murieron en los ochenta con las primeras canas de Almodóvar.
- Que la postura queda bien para fotos pero las tablas hay que currárselas.
Tras una náusea de hora y pico buscando un boquete donde no resonara semejante cagarro musical, otro cantar nos vino con el amiguete Frank Popp. No hubo forma de empezar hasta que los técnicos arreglaran decentemente la chapuza de sonido que habían pertrechado. El grupo, y en especial esta simpática señorita, se negaba a cantar una sola nota hasta que el sonido tuviera un mínimo atisbo de calidad digna de su vozarrón. Poco tiempo después nos sobrevino una vorágine Ye-yé que nos agarró las caderas y no nos las soltó hasta tiempo después de finalizar el concierto. Un recorrido por el (todavía breve repertorio) de sus dos LPs, una brutal versión del «Chills and Fever» del Tigre de Gales que casi me parte el espinazo y un final de redoble con un muy bien adaptado «Goo Goo Muck» de los Cramps.
Le siguieron en la línea de calidad ascendente unos correctos «Sunday Drivers» pero, después de hacer el salvaje durante cerca de una hora, personalmente me apetecía seguir en el tono de turgentes bellezas de ébano más que en el de lánguidas y esbeltas suecas. Así que nos mudamos un momento - demasiado breve - al escenario DJ donde nuestro amiguete Frank hacía doblete y nos mostraba lo exquisito de sus fuentes.
¡¡¡Chills and Fever is what you give to me, babe!!!
**Nuestro más sincero agradecimiento a Marta por captar en la pátina de sus fotos la atmósfera de sucio y húmedo sexo propia del ruacanrol que latía en el ambiente.